¿Crees que es posible cruzar el océano Pacífico en una balsa? El noruego Thor Heyerdahl
demostró que esta hazaña puede realizarse.
Todo empezó cuando viajó a las islas del Pacífico con intención de hacer diversos estudios
sobre animales. A pesar de que la fauna polinesia le pareció impresionante, se sintió mucho
más atraído por la gente y la cultura insular. Por eso, abandonó enseguida la idea de explorar
la naturaleza y se dedicó a los estudios antropológicos. Le impresionaron especialmente
las historias que los nativos narraban sobre sus antepasados. Contaban que sus abuelos habían
venido del Este a través del océano, desde América.
Tras varios años de investigación Heyerdahl llegó a la conclusión de que las culturas
polinesias y sudamericanas coincidían en una gran variedad de cosas. El científico centró
su investigación en una historia concreta que cuenta que un día a las islas polinesias llegó
un grupo de hombres dirigido por un jefe “semidivino” que se llamaba Tiki. Procedían del Este
y enseñaron a los habitantes de las islas nuevas formas de vida. Por su parte, los indígenas
sudamericanos narraban la historia de su gran caudillo que, atacado y derrotado tras una guerra
cruel, escapó con el resto de sus hombres por mar hacia el Oeste. El caudillo se llamaba
Kon-Tiki.
Heyerdahl empezó a elaborar una hipótesis: los pueblos polinesios procedían de América.
Solo quedaba una incógnita por resolver: los indios sudamericanos nunca habían fabricado
barcos y el grupo de Kon-Tiki no podía haber cruzado el océano sin una buena embarcación.
Es cierto, no tenían barcos –pensó Heyerdahl–, pero sí tenían balsas. Heyerdahl había visto
dibujos de balsas en los antiguos templos peruanos. Estaban construidas con madera resistente,
tenían una gran vela cuadrada y una pequeña caseta de refugio.
Los adversarios de su teoría se reían: –¡Balsas! Es imposible cruzar el Pacífico en frágiles
troncos de madera.
Al observar que nadie creía posible hacer un largo viaje en una balsa, Heyerdahl decidió
demostrarlo. Pronto encontró financiación para el proyecto e hizo construir una balsa, fiel
imitación de los modelos antiguos. Salió en ella de Perú en compañía de cinco marineros
y cuatro meses después de haber dejado la costa americana la expedición llegó a las islas
polinesias, creando una enorme admiración en todo el mundo.